El nombre del juez Alexandre de Moraes fue uno de los que más se escucharon cuando grupos de bolsonaristas atacaron el 8 de enero de 2023 el corazón institucional en Brasilia. Magistrado del Supremo Tribunal Federal (STF) y presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), De Moraes se ha convertido en un abanderado de la democracia, pero también en un acérrimo enemigo del exmandatario Jair Bolsonaro, que de forma habitual durante su mandato (2019-2022) le tildó de «canalla» o «vagabundo».
El odio de Bolsonaro hacia De Moraes es casi tan profundo como el que siente por Luiz Inácio Lula da Silva.
Uno de los sucesos más graves ocurrió en septiembre de 2021, cuando el entonces presidente arremetió contra el magistrado en una manifestación ante miles de personas, que casi termina en una grave crisis política e institucional.
«Os digo, que cualquier decisión del señor Alexandre de Moraes, este presidente no la cumplirá más.
La paciencia de nuestro pueblo se agotó (…) Él para nosotros ya no existe», exclamó el entonces presidente, mientras sus seguidores le respaldan al grito de «¡Fuera, Alexandre!».
Ataque al Congreso en Brasilia 8 de enero de 2023.Mateus Bonomi / Anadolu Agency / Gettyimages.ru De Moraes –cuyos métodos implacables han sido muy cuestionados– desafió a Bolsonaro a punta de procesos.
Tras los ataques en Brasilia, el juez se erigió como la peor pesadilla del líder de extrema derecha, al incluirle en la investigación para determinar quiénes fueron los autores intelectuales del suceso que hizo tambalear la democracia.
«La Hora de la Verdad» En una megaoperación bautizada como ‘Tempus Veritatis (hora de la verdad)’, la semana pasada, el juez asestó un fuerte revés a Bolsonaro y varios de sus exministros al acusarlos formalmente de participar en los ataques.
La Policía se presentó en la vivienda de veraneo del exmandatario, le requisó el pasaporte y le prohibió mantener contacto con otros investigados.
La Policía en una redada en la sede del Partido Liberal, formación de Jair Bolsonaro.Sergio Lima / Gettyimages.ru Si se demuestra la influencia de Bolsonaro en los hechos, este podría ser imputado por abolición del Estado y ataque de las instituciones, lo que conlleva una pena de hasta 12 años de cárcel.
En su informe de acusación, de 135 páginas, De Moraes desveló un video de una reunión de Bolsonaro y sus ministros con una «clara disposición de dinámica golpista».
También se descubrió un plan contra el magistrado en que el que varios de los hombres próximos de Bolsonaro tuvieron la supuesta misión de vigilarle de manera ilegal, «con el objetivo de capturarlo y detenerlo cuando se llevase a cabo el golpe de Estado».
«La Policía Federal identificó que el grupo investigado acompañó y vigiló al juez Alexandre de Moraes para cumplir una orden de detención prevista, en caso de consumarse el golpe de Estado, con el objetivo de restringir la actuación del Poder Judicial, mediante la restricción de la libertad del presidente del Tribunal Electoral y magistrado del STF», escribió el propio juez.
Bolsonaro responde La defensa de Bolsonaro, que ya fue inhabilitado políticamente, solicitó el jueves al STF que impida a De Moraes dirigir la investigación.
Los abogados aseguran que existe un «impedimento manifiesto» para que el juez «realice cualquier acto procesal», ya que habría un «claro interés personal».
Asimismo, sostienen que De Moraes estaría personalmente interesado en la investigación, ya que la Policía Federal investiga la existencia de un plan «que tendría como episodio central» su propia detención.
Los letrados consideran que el magistrado se encuentra en posición de «víctima» y, por tanto, no podría tomar decisiones imparciales.
Bolsonaro convocó en las redes una manifestación «pacífica» el 25 de febrero en Sao Paulo, donde pretende «defenderse de todas las acusaciones».