Conjuntivitis bacteriana: ¿qué es?
El enrojecimiento del ojo y la picazón pueden ser indicativos de una infección bacteriana en la conjuntiva ocular. Aquí te contamos todo lo que debes saber sobre esta enfermedad, incluyendo tratamientos y cómo evitarla.
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La conjuntivitis bacteriana puede presentarse con síntomas como ojos rojos y secreción ocular purulenta. Esto sucede porque se asienta una infección en la capa conjuntiva, que es una membrana mucosa que recubre el interior del ojo.
Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), la conjuntivitis es una de las patologías más comunes a nivel global y su tratamiento es fácil. En general, no se presentan complicaciones en la mayoría de los casos.
¿Conoces cuál es el origen de las conjuntivitis bacterianas? ¿Sabes cómo evitarlas? A pesar de su baja gravedad, esta enfermedad presenta un cuadro clínico molesto. Es por ello que aquí te comentamos todo lo que debes saber acerca de ella.
Conjuntivitis bacteriana y microbioma
Tal y como apuntan diversos estudios, el ser humano ha evolucionado en una asociación estrecha y constante con la flora microbiana compleja que se localiza en su cuerpo. Cualquier superficie en contacto con el exterior es susceptible a la colonización de microorganismos. La nariz, la boca, todo el aparato gastrointestinal, la piel y los órganos sexuales son la regla, pero los ojos no son una excepción.
El microbioma o microbiota normal es el conjunto de microorganismos, agregados en colonias, que se encuentran en una parte cualquiera del cuerpo humano, agrupándose por afinidad y funcionalidad. El ejemplo más claro es el de la microbiota intestinal, pero la realidad es que existen colonias bacterianas en muchas más zonas de nuestro cuerpo.
Microbiota ocular
Según la Academia Americana de Oftalmología, la flora bacteriana del ojo se encuentra en la capa conjuntiva, una membrana mucosa que recubre el interior del ojo, y en la córnea, la parte frontal transparente que protege el iris.
Comparado con otros sistemas, el microbioma ocular es relativamente pobre en cantidad de bacterias. Esto podría explicarse, según diversas fuentes bibliográficas, a que las lágrimas contienen lactoferrina, una proteína con capacidades antimicrobianas.
Así pues, solo unos pocos microorganismos componen el microbioma ocular. Entre ellos se encuentran especies de los siguientes géneros: Staphylococcus, Streptococcus, Propionibacterium y Corynebacterium.
Estas bacterias están en simbiosis con el ser humano, pues no le causan ningún perjuicio y evitan que otros patógenos colonicen la superficie ocular en situaciones normales. Se establece, así, una convivencia que es favorable a ambos.
Para saber más: ¿Cuáles son las funciones de la microbiota?
¿Qué es la conjuntivitis bacteriana?
Como hemos adelantado antes, la conjuntivitis bacteriana es una infección que se produce por la entrada de agentes patógenos de origen bacteriano en la capa conjuntiva del ojo. Esto genera una inflamación del tejido conjuntivo, lo que produce el característico enrojecimiento ocular.
Un estudio de la revista Anales de Pediatría almacenó muestras de 596 pacientes diagnosticados con conjuntivitis aguda en la Comunidad de Madrid (España). Los resultados fueron los siguientes:
- Se aislaron un total de 428 tipos de bacterias de entre todas las muestras analizadas.
- Las bacterias Aemophilus influenzae (44,8 %) y Streptococcus pneumoniae (30,6 %) fueron las más prevalentes.
- También se vieron representadas cepas de Staphylococcus aureus (7,5 %), Streptococcus grupo viridans (7,2 %), Moraxella catarrhalis (6,8 %) y Enterobacteriaceae (4,2 %).
- En el 15 % de las muestras se aislaron dos bacterias patógenas.
Así pues, este estudio demuestra que A. influenzae y que S. pneumoniae son las causantes de la conjuntivitis en la mayoría de los casos. Además, se descubrió que la primera bacteria era muy frecuente entre niños de 7 y 14 años, lo que indica una cierta influencia de la edad en la afinidad de uno u otro microorganismo.
Sintomatología
Aunque hay cuatro causas de conjuntivitis (virus, bacterias, alérgenos y sustancias irritantes), el cuadro clínico presentado es muy similar en todos los casos. Es tarea del médico sospechar y hallar el agente causal. Entre los síntomas más comunes encontramos los siguientes:
- Dolor en los ojos, entre moderado y fuerte.
- Sensibilidad a la luz.
- Enrojecimiento intenso en el globo ocular.
- Sensación de arenilla al parpadear.
- Quemazón.
- Aumento en la cantidad de lágrimas.
- Secreción y lagrimeo de sustancias de color verdoso o amarillento.
En general, fuentes bibliográficas citan que se trata de una enfermedad autolimitada, es decir que el cuerpo puede resolverla sin mayor problema. Aún así, existen agentes antibióticos para posibles complicaciones clínicas, ya sean causadas por la propia bacteria o porque la persona afectada no tiene un sistema inmune suficientemente eficaz para hacer frente a la infección.
Tratamiento
El artículo de revisión citado con anterioridad recoge algunos de los antibióticos más usados en conjuntivitis bacterianas. Estos se aplican en forma de pomada o colirio, cada 3 a 4 horas o 6 a 8 horas, según indicaciones médicas. Son los siguientes:
- Quinolonas.
- Aminoglucósidos.
- Tetraciclinas.
- Macrólidos.
- Trimetoprima.
- Ácido fusídico.
Es importante aclarar que estos medicamentos solo son útiles a la hora de hacer frente a cepas bacterianas. Si la conjuntivitis es de origen vírico o por un alérgeno, no servirán de nada. Es por ello que es necesario, en los casos más graves, diagnosticar con presteza el origen del malestar ocular antes de acudir a un fármaco concreto.
Para saber más: ¿Existen bacterias en el corazón?
Conjuntivitis bacteriana: ¿qué recordar?
La conjuntivitis bacteriana es una enfermedad muy común que suele resolverse por sí misma y no tiene efectos graves sobre el organismo. Sus síntomas más habituales son la coloración rojiza de la conjuntiva, el ardor al parpadear y las secreciones purulentas en el ojo.
Aunque benigno, el cuadro clínico que genera es bastante molesto. Por ello, es esencial tomar medidas correctas de higiene generales. Esto es, lavarse las manos con asiduidad, evitar frotarse los ojos de forma continuada y no compartir material ocular (maquillaje o lentillas) con otras personas.