La Cámara de Diputados de Argentina reanudó este jueves la sesión para debatir la ‘ley ómnibus’, uno de los proyectos más importantes del Gobierno de Javier Milei, luego de una primera jornada que estuvo marcada por múltiples anomalías en el tratamiento parlamentario. Además, también se registraron represiones policiales contra los manifestantes que fueron a protestar a las afueras del Congreso, y que incluyeron la detención de cuatro mujeres que estaban cantando el himno sentadas de manera pacífica.
Para este jueves se prevé que se repita el clima de tensión que ha rodeado la discusión de la ley, ya que la oposición «no dialoguista», es decir, la que ya anticipó su rechazo total a la iniciativa, ha denunciado las irregularidades alrededor de este proceso.
Una de las más graves es que, durante las 12 horas que duró la sesión del miércoles, las y los diputados debatieron sin conocer el proyecto definitivo, ya que el Gobierno y la oposición «dialoguista» siguieron introduciendo cambios que modificaron por completo la iniciativa original.
«Dictamen fantasma», lo definió la diputada Julia Strada al referirse a un caso inédito, ya que el pleno de la Cámara de Diputados discutió un documento que, en realidad, nadie conocía en su versión definitiva.
Cuando Milei presentó su proyecto a finales de diciembre, la ‘ley ómnibus’ contaba con 665 artículos, pero gracias a la presión social y político-partidaria, el proyecto se fue recortando de manera drástica hasta quedar en 386.
El problema es que el miércoles se siguió modificando de manera discrecional y, al momento de reiniciar la sesión este jueves, todavía se desconoce el número final de artículos, así como su redacción.
Los invitados A lo largo de la primera jornada de debate, la oposición cuestionó la ausencia del ministro de Economía, Luis Caputo; el jefe de Gabinete, Nicolás Posse; y el autor de la ley, Nicolás Sturzzenegger, en las las audiencias que se llevaron a cabo en comisiones para explicar un proyecto que, de acuerdo con los legisladores, se negoció de manera ilegal primero en un hotel, y luego en la casa de un funcionario de la Cámara de Diputados.
La controversia se incentivó ante la presencia de dos polémicos personajes, que entraron a la sesión gracias a la invitación de diputados oficialistas, pero que terminaron siendo desalojados por los guardias parlamentarios.
Se trata del empresario Tomás Agote, quien insultó a diputadas y diputados opositores desde el balcón en el que presenciaba el debate; y Leonardo Sosa, miembro de la organización ultraderechista Revolución Federal, que fue investigado y procesado por el atentado que la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner sufrió en 2022.
Otra polémica que marcó el debate fue la decisión que tomaron el oficialismo y sus aliados la noche del miércoles, luego de 12 horas de sesión, para hacer un largo receso y reanudar el debate recién al mediodía de este jueves.
La tradición parlamentaria es que este tipo de leyes se tratan y votan en sesiones maratónicas, sin importar el tiempo de duración.
Por eso la oposición peronista insistió en continuar la sesión hasta agotar el debate, pero perdió la votación.
Mientras el pleno de la Cámara discutía una ley que no conocía, en las afueras del Congreso se generaban otros escándalos.
Por ejemplo cuando un periodista descubrió que un efectivo policial portaba en su uniforme el símbolo libertario, lo que es ilegal, ya que solo debe contar con el distintivo de la fuerza que representa.
De hecho, esta mañana la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, aseguró que se iniciará un procedimiento administrativo en contra de ese policía.
Represión La funcionaria, quien es promotora de la «mano dura», desplegó desde temprano un fuerte operativo alrededor del Congreso que anticipó la violencia institucional que estalló en la tarde contra las personas que acudieron a protestar contra la ley.
Con el pretexto de que cumplir el protocolo «antipiquetes», los policías lanzaron gases lacrimógenos y empujaron y amedrentaron a los manifestantes para evitar que cerraran las calles y, por lo tanto, la circulación.
Lo irónico es que, en ese afán, y tal y como ya ha ocurrido en otras protestas, eran los propios policías los que terminaban cerrando el paso vehicular al agruparse para impedir el paso de los manifestantes.
La represión continuó durante horas.
Ya por la noche, cuatro mujeres decidieron resistir de manera pacífica y, sentadas en la vereda, comenzaron a cantar el himno nacional, pero fueron detenidas de manera violenta frente a las cámaras de televisión, lo que desató el repudio de la oposición y de colectivos de derechos humanos.
Al ser liberadas esta mañana, las mujeres explicaron en un video que no se conocían y que decidieron hacer un acto de protesta espontáneo sin saber que les iba a costar una detención.
«No la pasamos lindo, estuvimos dando vueltas en una combi que no sabíamos dónde íbamos a terminar, pedíamos información, no nos decían.
Pasamos 12 horas detenidas por cantar el himno», contó una de ellas.
El vocero presidencial, Manuel Adorni, justificó el operativo, denostó a los manifestantes y denunció que militantes oficialistas habían sido agredidos por opositores.