De enero a marzo, Samaná se convierte en uno de los destinos protagonistas del país. Y es que cada año, durante este trimestre, cerca de 2,000 ballenas jorobadas llegan a las cálidas aguas de la provincia costera para aparearse y reproducirse, ofreciendo un espectáculo natural de saltos y danzas.
Se trata de una atracción que el año pasado produjo la visita de más de 64,000 personas, entre dominicanos y turistas, según dijo el ministro de Medio Ambiente, Miguel Ceara Hatton, quien encabezó una excursión a Samaná que llevó a representantes de la prensa local a vivir la experiencia ecoturística en primera persona.
«Esta es una experiencia única, cultural, una experiencia ambiental, una experiencia con la naturaleza», expresó Ceara Hatton, agregando que este año esperan «poder superar significativamente» la cantidad de visitantes.
Detalles sobre la excursión
La temporada de avistamiento de ballenas jorobadas es del 15 de enero al 31 de marzo y se realiza dentro del santuario de mamíferos marinos Banco de La Plata y de la Navidad, en Samaná.
Las embarcaciones salen principalmente desde el puerto de Samaná y otros puertos de la ciudad de Samaná y del municipio de Miches. Hay diferentes empresas turísticas que ofrecen la excursión.
Algunas opciones son Whale Samaná, Moto Marina Tours y Colonial Tours. Es posible reservar en estas agencias a través de sus páginas web. Los precios varían y dependerán del paquete que se adquiera.
Si es solo avistamiento de ballenas, el costo ronda los US$55 por adultos y US$30 niños menores de 10 años, mientras que si se agrega un paseo por Cayo Levantado y almuerzo típico dominicano, la tarifa puede subir a US$68 adultos y $34 niños.
Durante la excursión en mar, que dura cerca de 40 minutos, un guía da las pautas para que todas las personas a bordo puedan observar a las «reinas del Atlántico», ofrece informaciones de interés sobre estos cetáceos y responde preguntas.
Se estima que en la temporada de avistamiento hay al menos 300 ballenas jorobadas en la bahía de Samaná, por lo que las probabilidades de verlas saltar fuera del agua son bastante altas. De todos modos, los expertos indican que el mejor momento para realizar la excursión es en febrero.
Un dato a tomar en cuenta es que la bahía puede tener fuertes oleajes en esta época del año, por lo que la experiencia a bordo no es recomendable para mujeres en avanzado estado de embarazo o personas que sufren de cinetosis (mareo por movimiento).
Para quienes no puedan o no deseen hacer el viaje en barco está la opción del Observatorio Terrestre de Ballenas, el cual existe desde 2011, desde donde se pueden ver los mamíferos marinos de forma segura desde tierra.
Una actividad que no afecta a las ballenas
El avistamiento de ballenas es una actividad que promueve la conservación de las especies en su hábitat natural, por lo que se lleva a cabo bajo un estricto protocolo en cumplimento de la Ley de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Solo pueden realizar el tour de observación las embarcaciones autorizadas por el Ministerio.
«Se toman medidas como reducir la velocidad de la embarcación si se alcanza a ver una ballena a 250 metros, hacer turnos para acercarse a ellas, además de que deben estar a más de 50 metros de distancia si se observa un animal solitario, y si es una hembra con su ballenato, 80 metros de distancia», explicó el biólogo Nelson Marcano.
El profesional agregó que este protocolo se monitorea desde la torre de observación del Ministerio de Medio Ambiente, aparte de que es obligatorio que en cada embarcación vaya un guía y un inspector de la institución para velar por su cumplimiento.
A quienes se animen a visitar Samaná para observar las ballenas, Marcano recomendó hacerlo de forma responsable para proteger a los cetáceos durante su estancia en las aguas del océano Atlántico.
«Es importante no tirar basura o sustancias químicas en el agua para así mantener un entorno saludable para que ellas continúen regresando cada año y se sientan cómodas», concluyó.
Curiosidades sobre las ballenas jorobadas
Durante el viaje a Samaná, desde el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales compartieron algunas informaciones y curiosidades sobre las «reinas del Atlántico»:
Viven 50 años en promedio, aunque en raras ocasiones pueden llegar a los 100 años.
Sus inmersiones suelen durar entre 15 y 20 minutos, pero tienen la capacidad de permanecer hasta media hora debajo del agua.
Una ballena madura llega a pesar de 30 a 40 toneladas, equivalentes al peso de 800 personas.
Su canto puede ser percibido a una distancia de 20 km o más.
Son las más acrobáticas entre este tipo de cetáceos y frecuentemente realizan saltos fuera del agua.
Recorren hasta 5,250 km cuando migran a sus áreas de alimentación.
Su cría, el ballenato, consume hasta 50 galones de leche por día, es decir, aproximadamente 800 biberones.
Pueden nadar a una velocidad de 27 km por hora.