Todo lo que debes saber sobre el examen ocular
Un examen ocular sirve para verificar que nuestros ojos están saludables. Es decir, su cometido es el de descartar que estemos sufriendo algún tipo de problema.
Entre los más frecuentes, encontramos: la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo y las cataratas. Pero, ¿qué más debemos saber sobre este examen?
Si nunca nos hemos sometido a un examen ocular puede que estemos nerviosos o expectantes por lo que pueda pasar. Es algo bastante sencillo, que no entraña ninguna dificultad. Veamos, no obstante, qué es lo que sucede durante un examen ocular.
Cómo se realiza un examen ocular
Podemos hacernos un examen ocular con un médico oftalmólogo o con un optometrista. Nuestra recomendación es que se realice con el médico la primera vez.
A diferencias del optometrista, el médico oftalmólogo nos dilatará las pupilas con unas gotas que nos indicará echarnos en los ojos. Ello le permitirá ver en profundidad cómo está el ojo. Valga decir que este procedimiento es completamente indoloro.
La única consecuencia que hay en el momento en el que nos dilatan las pupilas es que veremos borroso durante unas cuantas horas después. Cuando nuestras pupilas vuelvan a la normalidad, entonces, recuperaremos nuestra visión normal.
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La tabla optométrica
La tabla optométrica no es más que esa serie de letras que tanto el oftalmólogo como el optometrista nos mandarán leer. Colocadas a cierta distancia de nosotros, las letras impresas en ellas van de un mayor tamaño a uno menor.
No nos podemos levantar ni acercarnos para ver mejor. Antes bien, a medida que veamos peor o borrosas algunas letras, el especialista nos irá poniendo una serie de lentes para ver si nuestra visión mejora. Algunos de los problemas que se detectan con esta prueba son:
- Miopía: Se produce cuando el resultado de intentar enfocar los objetos lejanos, es la visión borrosa de estos. Cuantas más dioptrías de miopía tenemos, peor vemos.
- Hipermetropía: Se ven borrosos los objetos que están más cerca. Si tenemos más de cuarenta años, puede que lo que tengamos sea presbicia.
- Astigmatismo: como bien señala Maria Teresa Ramos Moreira en su estudio “Asigmatismo”, se enfocan los objetos en más de un punto de la retina. El resultado es su visión distorsionada y borrosa.
El astigmatismo puede estar acompañado de miopía o hipermetropía. Las personas que sufren estos dos problemas de la visión ven mucho peor que aquellas que solo sufren uno. Por ejemplo, aquellas personas que solo padecen de miopía.
La lámpara de hendidura
La lámpara de hendidura es otra herramienta que el oftalmólogo o el optometrista utiliza para ver en profundidad nuestro ojo. Con esta lámpara se observa la córnea, el iris, el cristalino y la cámara interior.
Si para realizar esta prueba se nos dilatan las pupilas, tras este examen ocular notaremos cierta sensibilidad en la vista. Lo ideal es utilizar después gafas de sol para proteger los ojos y poder ver de forma más cómoda. Con la lámpara de hendidura se pueden detectar algunos de estos problemas:
- Síndrome del ojo seco
- Cataratas
- Lesiones en la córnea
- Desprendimiento y daño en la retina
- Degeneración macular
Como podemos ver, este examen es muy importante para poder detectar problemas en los ojos que no se podrían identificar en el examen anterior.
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Tonometría
Esta es otra de las pruebas con las que nos podemos encontrar al realizar un examen ocular. Es imprescindible para medir la presión ocular. Una presión elevada puede indicar un riesgo elevado de padecer glaucoma.
La prueba que se realiza es similar a la anterior. Tendremos que poner la barbilla sobre un soporte y fijar la vista en el punto de luz que se encuentra justo delante. El profesional situará la punta del tonómetro hasta casi tocar la córnea.
Aunque la luz que se proyecta en el ojo pueda resultar molesta, debemos mantener el ojo abierto el mayor tiempo posible. Solo de esta manera el examen arrojará los datos que se busca obtener.
Al menos una vez al año deberíamos someternos a un examen ocular tanto si ya tenemos un problema en la visión como si no. El constante contacto con móviles, tablets y otros dispositivos electrónicos como los ordenadores pueden dañar nuestros ojos. Recuerda que cualquier afección detectada a tiempo siempre es más fácil de tratar.
Así, cuanto antes detectemos la existencia de un problema en nuestros ojos, antes podremos atajarlo y corregirlo.