El general Valeri Zaluzhny fue apartado de su cargo como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania en parte debido a sus «tensiones con Washington, después de que él y los líderes militares estadounidenses discreparan sobre cómo llevar a cabo la contraofensiva del año pasado», recoge Politico.El medio señala que el presidente ucraniano, Vladímir Zelenski, había notificado a la Casa Blanca su intención de destituir a Zaluzhny, aunque desde Washington aseguraron, al menos de forma oficial, que esa era una decisión que correspondía únicamente a Kiev.
Las tensiones entre el mandatario y el general venían acumulándose desde hace tiempo y aumentaron en noviembre del año pasado, cuando Zaluzhny afirmó en una entrevista que Rusia estaba en una mejor posición en el conflicto armado y describió la situación en el frente como un «punto muerto».
«Zaluzhny también ha sido criticado por no completar la transformación del Ejército ucraniano en una fuerza de estilo occidental, no mejorar la logística y no rotar a las tropas fuera de la línea del frente para permitirles descansar y recuperarse, y en lugar de ello dejarlas en trincheras durante toda la guerra», señaló el analista militar austriaco Tom Cooper.
Desacuerdos con EE.UU.
Los problemas en la gestión de los combates entre Ucrania y Rusia no solo generaron irritación en Kiev, sino que también llamaron atención en Washington.
Para empezar, «la decepcionante contraofensiva» fue lanzada durante el verano, «meses después de lo que algunos en el Pentágono y otros lugares creían que debería haber comenzado», indica el periódico.
Al mismo tiempo, «algunos asesores estadounidenses y occidentales» recomendaron realizar ataques «más amplios y más específicos» contra las posiciones rusas «más débiles», pero todo fue en vano.
Pese a los esfuerzos extranjeros, que incluyen el entrenamiento de los soldados ucranianos en Occidente, «después de meses de lucha Ucrania solo logró recuperar varios kilómetros de territorio, con un enorme costo en vidas y equipos».
Viendo los decepcionantes resultados de Kiev en el campo de batalla, «el Pentágono presionó para que el Ejército ucraniano realizara un avance importante centrado en un área donde los planificadores pensaban que era posible lograrlo.
Pero sin embargo Kiev optó por emprender varios asaltos en todo el frente con la creencia de que eso dificultaría a los rusos reforzar muchos puntos a la vez», informa el periódico.
Según una persona familiarizada con el asunto, «durante la ofensiva quedó bastante claro que los ucranianos simplemente no estaban interesados en el consejo de Estados Unidos y, en general, llegaron a la conclusión de que no tenemos nada que ofrecerles en cuanto a consejos».
El argumento principal se basaba en que Washington «no tenía experiencia en librar el tipo de guerra que estaban librando los ucranianos».
Luchas políticas
Las semanas de desacuerdos sobre las tácticas destinadas a ayudar a Ucrania a vencer a los rusos en los combates hicieron que la culpa de esas tensiones recayera «directamente sobre los hombros de Zaluzhny».
No obstante, el general no era el único responsable de los fracasos de Kiev, ya que también se encontraba «paralizado por Zelenski», quien «tenía la última palabra en asuntos militares».
Por lo tanto, a la hora de la verdad, EE.UU. «siguió gritándole a la persona equivocada», señaló la fuente.
Posteriormente, Zelenski empezó a ver a Zaluzhny como un posible rival en las perspectivas presidenciales, lo que acabó convirtiendo sus discrepancias en un asunto político.
A continuación, aparecieron numerosos informes sobre la posible destitución de Zaluzhny y creció el número de acusaciones de que el líder ucraniano abusa de su poder para eliminar a la oposición en el país.
Esta semana los rumores se hicieron realidad cuando el presidente ucraniano terminó despojando a Zaluzhny de sus funciones.
La persona nombrada para sustituirlo en el cargo fue el coronel general Alexánder Syrski, considerado un hombre «muy cercano y leal» a Zelenski y al jefe de la Oficina Presidencial, Andréi Yermak.