‘Perón volvió’: El original parque temático que homenajea al expresidente argentino
Perón volvió. Aunque en realidad, nunca se ha ido.
Los golpes militares, la proscripción, la violencia, el odio de los antiperonistas, que es tan o más fervoroso que el de los peronistas, jamás lograron minar la presencia en Argentina de Juan Domingo Perón, el fundador de uno de los movimientos políticos más importante de América Latina, el mismo que fue electo tres veces como presidente.
El que, cuatro décadas después de su muerte, sigue vigente.
Así lo demuestra el parque temático ‘Perón volvió’, que fue inaugurado en Buenos Aires el 17 de noviembre, justo el día en que se cumplieron 50 años de la histórica jornada en la que el general volvió de un exilio de 17 años.
Parece un número anclado a este partido-movimiento-sentimiento, ya que un 17 de octubre, pero de 1945, miles de obreros salieron a las calles a exigir la liberación de su líder, quien entonces era vicepresidente y secretario de Trabajo.
Fue el día que nació el peronismo.
La fecha fundacional es recordada en una de las «experiencias inmersivas» del parque que estará abierto hasta diciembre en un predio del barrio de Palermo, y que muestra, a través de imágenes en 360 grados y en enormes pantallas, la muchedumbre que llegó a la Plaza de Mayo a defender a Perón, quien, un año después, ganaría su primera elección.
Este primer recorrido visual abarca el periodo 1945-1955, es decir, las dos presidencias de Perón y el golpe de Estado que interrumpió su mandato.
Más allá de la violencia política que dejó un saldo de cientos de muertos, la imagen omnipresente de este periodo es la de Evita, la primera dama reconvertida en mito, tanto, que la visita a su tumba es destino frecuente de turistas nacionales y extranjeros que llegan a Buenos Aires.
Contradicciones
Ya en la segunda sala, los videos recuerdan el largo periodo de proscripción, los 17 años en los que se prohibió mencionar a Perón y a Evita, cantar la marcha peronista y se ilegalizó al Partido Justicialista para que no pudiera participar más en elecciones. Cuando quisieron «desperonizar» al país a fuerza de decretos.
No lo consiguieron, como lo demuestra el hecho de que hoy el país esté gobernado por la dupla peronista formada por el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta (y dos veces presidenta) Cristina Fernández de Kirchner.
La emoción de los peronistas que acuden al innovador parque de temática política va en aumento, pero termina de desbordarse en la tercera y última sala, en donde un holograma de un Perón en pleno discurso se alterna con imágenes de su regreso del exilio el 17 de octubre de 1973, desde que el avión aterriza en Buenos Aires, hasta que baja las escalinatas acompañado por el séquito de dirigentes y militantes que lo acompañó en el viaje.
Mientras las imágenes se suceden, más de uno se seca las lágrimas.
Es el corolario de emociones contrastantes que produce una visita que, en principio, contradice los postulados peronistas de justicia social y apoyo a la clase trabajadora, ya que la entrada cuesta tres mil pesos argentinos (unos 18 dólares a valor oficial), un precio nada popular.
Ello explica que el parque no rebose de público, a pesar de que homenajea a un presidente cuyo sola mención suele convocar a las masas.
A ratos, son más las actrices y actores contratados para realizar performances en diferentes partes del predio que los visitantes.
Otro aspecto que ha desatado la polémica en redes sociales es que solo hay descuentos «2×1» si se presenta la tarjeta 360 que ofrece el Grupo Clarín, uno de los medios antiperonistas por antonomasia, a pesar de que la muestra fue montada por el Grupo Octubre, propietario del diario Página 12.
Liturgia
Más allá de las controversias, el parque cumple con todos los rituales peronistas.
Están los choripanes, el popular antojo que más identifica a este movimiento; gigantografías de Perón para sacarse fotos con él y darle la bienvenida a la Argentina; y el monumento al símbolo que identifica a los peronistas: una mano haciendo la «V» de la victoria con los dedos medio e índice.
Acorde con la propuesta lúdica, también se puede participar en juegos y sumar puntos para obtener reclamos, desde trivias que ponen a prueba los conocimientos sobre Perón, hasta carreras de autos de madera o el rescate de patos de una fuentes y competencias en costales.
La cultura pop se impone en el diseño de los carteles que colman las paredes adentro y fuera del predio.
Lo mismo están los perros caniches que tanto le gustaban al general, que algunas de sus frases célebres: «Mejor que decir es hacer», «Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino», «Los únicos privilegiados son los niños» o «Llevo en mis oídos la más maravillosa música».
Parejas, grupos de amigos o familias hacen filas para sacarse fotos en el balcón de la Casa Rosada, locación de tantas fotos de Perón y Evita que quedaron para la posteridad.
Cada tanto, el grupo de actrices y actores vestidos de época se juntan en el centro del predio y, a los gritos, convocan a ir a defender o a recibir a Perón.
Los militantes-visitantes se acercan, bailan, cantan.
Se suman a la performance, toman las pancartas que rezan: «Primero la patria y después el movimiento» y cierran con el ya legendario: «¡Viva Perón!».