El presidente de Argentina, Javier Milei, encabeza una intensa e inusitada campaña en contra de Lali, una famosa actriz, compositora, productora y cantante que ha logrado trascender fronteras hasta alcanzar el estrellato internacional. La promoción del acoso presidencial a Lali, que comienza en las redes sociales y se replica en los medios oficialistas, estalló el año pasado, cuando la artista de 32 años lamentó el triunfo de Milei.
«Qué peligroso. Qué triste», escribió.
Esas cuatro palabras bastaron para convertir a Mariana Espósito, su verdadero nombre, en enemiga de un mandatario que no tolera crítica u oposición alguna.
Desde entonces, con la ayuda de sus seguidores y de periodistas amigos, Milei construyó la narrativa de que Lali hoy no es oficialista porque está acostumbrada a «vivir del Estado» y con él perderá sus «privilegios», ya que su Gobierno no contratará a artistas para actuar en los populares, tradicionales y masivos festivales que se llevan a cabo en todo el país.
A ella y a otros músicos que no son ‘libertarios’, el mandatario los acusa de haber apoyado a los pasados gobiernos peronistas y de cobrar supuestas cifras millonarias en eventos que suelen ser financiados con recursos públicos.
Pero, en el caso particular de Lali, el relato oficialista se topa con una larga y versátil trayectoria artística, ya que ella comenzó a trabajar a los siete años en telenovelas de gran éxito que, desde entonces, la convirtieron en una figura internacional porque los productos televisivos que protagonizó tuvieron alto impacto en América Latina, Europa y, especialmente, en Israel.
Éxito En los últimos años, Lali, declarada feminista y activista por los derechos de la diversidad sexual, se consolidó como una estrella del pop latinoamericano.
El año pasado, además, hizo historia al erigirse como la primera cantante argentina en llenar el estadio del club Vélez Sarsfield de Buenos Aires.
Además, ha continuado su exitosa carrera como actriz con series como ‘El fin del amor’ y ‘Sky rojo’, que se emiten en plataformas internacionales, a lo que se suman publicidades y presentaciones especiales, como el recordado 18 de diciembre de 2022, cuando cantó el himno nacional en Qatar, previo a la final del Mundial que Argentina le ganó a Francia.
En resumen, la trayectoria de Lali se ha desarrollado básicamente en el sector privado, así que no «vive del Estado», como la acusa Milei.
Pero, de manera paralela, la artista jamás ha dejado de vincularse con luchas sociales y es una importante referente progresista, lo que la convierte en antagonista natural de un gobierno de ultraderecha.
El capítulo más reciente de las agresiones del presidente a la artista se registró el fin de semana, ya que Lali fue una de las protagonistas del festival Cosquín Rock que cada año se realiza en la provincia de Córdoba.
De inmediato, Milei comenzó a tuitear de manera obsesiva en contra de la cantante y del festival. Incluso sugirió que los contribuyentes le pagaban su actuación, lo que fue desmentido por los organizadores, ya que el Cosquín Rock es un festival privado.
«La cantante más nefasta», «Catadora de antipatrias», «Enriquecida gracias a la nuestra», «Vive cobrando del Estado mientras Argentina sufre una de las peores crisis de la historia», «Retuit si repudias a Lali», fueron algunos de los mensajes a los que reaccionó Milei.
Respuesta A pesar de los ataques del presidente, Lali no se amilanó y, durante su actuación, convocó a la resistencia social.
«Acá estamos, esto es gracias a su cariño, a su empuje, a que me comprenden.
Como siempre digo: todo lo que le sucede a un artista es una cuestión colectiva, no depende solo del artista.
Pensé un montón qué decir, ustedes entienden el contexto», dijo al aludir a las agresiones en su contra que, en ese momento, Milei promovía desde Italia, en donde se encontraba realizando un viaje de Estado.
«Esta fiesta que somos los argentinos, esta unión que genera el arte, la música, la cultura, nadie nos la va a sacar jamás.
Depende de nosotros y de ustedes, de acompañar y defender. Esta canción es para los mentirosos, los giles, las malas personas, los antipatria», agregó.
Entonces Lali interpretó su hit ‘¿Quiénes son?’, que reversionó para incluir la frase: ‘Que si vivo del Estado’, como una manera de ironizar en torno a las acusaciones que, por incitación de Milei, poblaban las redes sociales.
A la polémica se sumó el trapero Dillom, quien, también en Cosquín, reversionó una mítica canción rockera, emblema de la rebeldía musical de los años 90, previo al estallido social de 2001, para incluir el verso: «a Caputo en la plaza lo tienen que matar».
Aunque no aclaró si se refería al ministro de Economía, Luis Caputo, o al asesor presidencial, Santiago Caputo, la interpretación generalizada fue que hablaba del primero.