Hipertensión en el embarazo: todo lo que debes saber

Durante la gestación, algunas madres pueden presentar varios problemas de salud. Estos comprometen la vida de la mujer, del feto o de ambos. Una de las afecciones más comunes en el embarazo es la hipertensión. A continuación te contamos todo lo que debes saber de esta condición cardiovascular.
La gestación es un proceso hermoso, complejo y delicado en el que la madre experimenta varios cambios en el organismo. Este proceso adaptativo puede desencadenar afecciones graves como la diabetes, la hipertensión y las infecciones. Estudios estiman que las patologías hipertensivas representan las complicaciones más frecuentes de la gestación, con hasta un 10 % de prevalencia.
La atención profesional temprana y los cuidados continuos desde el inicio del embarazo son indispensables para disminuir el riesgo de complicaciones. El tratamiento médico oportuno permite conducir a un parto saludable y aumenta la calidad de vida del feto y de la madre.
Cambios en la presión arterial durante el embarazo
En general, durante las primeras 13 a 20 semanas de la gestación, la presión arterial desciende de forma continua y sostenida. Investigaciones sugieren que esto es resultado de un aumento en la dilatación de los vasos sanguíneos renales y de la actividad hormonal de la madre. De esta forma, se incrementa el trabajo cardiaco, mejorando la perfusión y la nutrición del útero y del feto en desarrollo.
Posteriormente, la presión arterial se eleva a partir del tercer trimestre de gestación, alcanzado incluso valores superiores a los obtenidos previo al embarazo. Durante esta etapa de cambios, la madre puede experimentar complicaciones hipertensivas que entorpecen el curso de la gesta.
¿Qué es la hipertensión en el embarazo?
En los adultos se habla de hipertensión arterial cuando se tienen valores superiores a 120/80 milímetros de mercurio (mm Hg). No obstante, es común que la mujer maneje cifras elevadas durante este periodo de su vida. Por lo que para hablar de presión arterial alta en la gestación se deben seguir otros criterios.
La hipertensión en el embarazo se define como un aumento de la presión sistólica mayor o igual a 140 mm Hg y un aumento de la presión diastólica mayor o igual a 90 mm Hg. La medición debe realizarse en 2 o más tomas, separadas con un mínimo de 6 horas.
Los trastornos hipertensivos del embarazo son muy variados y pueden acompañarse de otros signos anormales:
- Hinchazón.
- Pérdida de proteínas en orina o proteinuria: presencia de más de 300 miligramos (mg) de proteínas en la orina de 24 horas.

Síntomas comunes
En algunas madres, los síntomas de la presión arterial alta pueden pasar desapercibidos. Las manifestaciones más comunes de los trastornos hipertensivos de la gestación son las siguientes:
- Palpitaciones.
- Dolor de cabeza.
- Molestias abdominales.
- Disminución en el volumen urinario.
- Hinchazón en pies, tobillos, manos y cara.
- Náuseas y vómitos continuos.
- Fatiga y debilidad extrema.
- Zumbidos en los oídos.
Factores de riesgo
Existen varios factores que aumentan la probabilidad de padecer hipertensión en el embarazo. Investigaciones sugieren las siguientes condiciones como predisponentes:
- Edad avanzada.
- Diabetes mellitus.
- Embarazo múltiple.
- Sobrepeso y obesidad.
- Hábito alcohólico crónico.
- No haber tenido partos antes.
- Consumo de cigarrillos o tabaco.
- Antecedente personal de hipertensión arterial.
- Antecedente familiar de hipertensión en la gestación.
Tipos de hipertensión en el embarazo
Los trastornos hipertensivos del embarazo se clasifican con base en la forma de aparición y los síntomas que le acompañan. Podemos encontrar los siguientes tipos de hipertensión en el embarazo.
Hipertensión crónica
Es aquella presión arterial mayor o igual a 140/90 mm Hg que está presente antes del embarazo o que es detectada antes de las 20 semanas de gestación. De igual forma, también se habla de hipertensión crónica cuando aparece después de las 20 semanas, pero persiste tras más de 12 semanas posteriores al parto.
Hipertensión gestacional
Es aquella forma de hipertensión sin proteinuria que se presenta en etapas tardías de la gestación y se resuelve en las primeras 12 semanas posparto. Por lo general, la misma es enmascarada en los primeros meses de la gesta debido a la reducción normal de la presión arterial en esta etapa.
Preeclampsia
Se caracteriza por una presión arterial mayor o igual a 140/90 mm Hg asociada a proteinuria, que se presenta después de las 20 semanas de embarazo. En algunos casos graves puede aparecer en las primeras 20 semanas.
En la preeclampsia leve no suelen haber manifestaciones clínicas evidentes. Algunos de los síntomas más comunes incluyen aumento súbito de peso e hinchazón de la cara y de las manos.
De igual forma, la preeclampsia es severa cuando la presión arterial sistólica es mayor o igual a 160 mm Hg y la diastólica es mayor o igual a 110 mm Hg, acompañada de proteinuria. Además, también es severa cuando la persona presenta una proteinuria mayor o igual a 2 gramos en 24 horas.
Preeclampsia sobreañadida a hipertensión crónica
Se trata de la aparición de proteinuria mayor o igual a 300 mg en orina de 24 horas en madres cuya presión arterial es mayor o igual a 140/90 mm Hg antes del embarazo. O que es detectada antes de la semana 20 de gestación. Por lo general, es de difícil identificación y requiere tratamiento urgente.
Eclampsia
Se caracteriza por la presencia de convulsiones no atribuibles a otra causa en una embarazada que cursa con preeclampsia. La mayoría de las veces aparece en la segunda mitad del embarazo, durante el parto o en los primeros 2 días posparto.

Tratamiento de la hipertensión en el embarazo
El plan terapéutico de las complicaciones hipertensivas depende de la forma de presentación y la gravedad del cuadro clínico. En general, en la hipertensión leve a moderada se prefiere el abordaje conservador con reducción en la actividad física y cambios en el estilo de vida. No obstante, en formas graves son necesarios los antihipertensivos.
Los medicamentos de primera línea en el manejo de los trastornos hipertensivos del embarazo son la metildopa, los betabloqueantes y los antagonistas de los canales de calcio. El labetalol es el betabloqueante más utilizado, solo o en combinación con metildopa. De igual forma, nifedipino es un antagonista de canales de calcio con grandes beneficios en le manejo de esta condición.
Por su parte, los diuréticos son empleados en el manejo de la hipertensión crónica solo cuando los beneficios superan los riesgos para el feto. Además, existen varios antihipertensivos que deben evitarse durante el embarazo por su riesgo:
- Antagonistas de la aldosterona, como la espironolactona.
- Antagonistas de los receptores de angiotensina II (ARA II), como el losartán.
- Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECAs), como el captopril.
El diagnóstico temprano mejora el pronóstico
Existen varias formas de hipertensión en el embarazo. Esta complicación puede ser detectada de modo precoz mediante los controles médicos de rutina. En la mayoría de los casos, el manejo oportuno con antihipertensivos permite llevar el embarazo a término.
Ante la sospecha de la complicación, no dudes en buscar atención médica lo antes posible. Los especialistas en ginecología y obstetricia son los únicos capacitados para identificar el problema y brindar la mejor guía.