Anestesia local en odontología: mira sus beneficios y riesgos
La anestesia local que se utiliza en odontología permite realizar varios de los procedimientos dentales habituales que, de otra manera, no se podrían concretar. Esta técnica elimina el dolor y la sensibilidad de la boca para evitar que la persona sienta molestias durante los tratamientos orales.
A menudo, se emplea en aquellos procedimientos complejos e incómodos que buscan corregir alguna anomalía o lesión. También para tratamientos de enfermedades orales complejas. Y aunque su aplicación supone un pinchazo, permite que la persona reciba los tratamientos orales sin pasar sufrimiento.
Como sea, es una intervención que no está exenta de efectos adversos. La posibilidad de que se generen reacciones desfavorables depende de varios factores. No obstante, el odontólogo siempre procurará tomar las precauciones necesarias para evitarlas. ¿Quieres saber más al respecto? ¡Sigue la lectura!
¿Qué es la anestesia local que se utiliza en odontología?
La anestesia local que se aplica en odontología es un procedimiento que se realiza para inhibir la conducción nerviosa en determinadas zonas de la boca. Consiste en aplicar una sustancia especial en un sitio de la cavidad bucal para eliminar las molestias y la sensibilidad a la hora de realizar un tratamiento.
Si bien existen distintas maneras de lograr la supresión del dolor en el paciente, este método suele ser el que más se utiliza. Se emplea en procedimientos habituales, como los siguientes:
- Empastes.
- Limpiezas profundas.
- Endodoncias.
- Extracciones dentarias.
- Implantes.
La persona está consciente y puede comunicarse al recibir la anestesia y durante toda la intervención dental. Solo se elimina la sensibilidad de la zona en la que se realiza el tratamiento dental.
Son varias las sustancias que se pueden aplicar para lograr los efectos anestésicos. Algunas de las más comunes son las siguientes:
- Prilocaína.
- Articaína.
- Bupivacaína.
- Lidocaína.
- Mepivacaína.
Las mismas pueden combinarse con vasoconstrictores como la epinefrina, que prolongan y localizan su efecto y disminuyen el sangrado de los tejidos.
En general, la anestesia tarda alrededor de 10 minutos en hacer efecto. La falta de sensibilidad tiene una duración de entre 30 y 60 minutos, en función del fármaco usado y de las características del paciente.
Luego de su aplicación, la persona siente que la zona se adormece y pierde la sensibilidad. También puede percibir un hormigueo y la sensación de tener la boca hinchada; sin embargo, esto último no es así. El efecto desaparece pasadas unas horas después de la intervención.
Tipos de anestesia local en odontología
En odontología podemos diferenciar distintos tipos de anestesia local, según la zona de la boca donde se inyecte la medicación.
- Infiltrativa: la punción se realiza en cercanías a las raíces de las piezas dentarias que se quieren insensibilizar. Una vez colocada la inyección, el líquido se difunde hacia las terminaciones nerviosas. Se utiliza con frecuencia en la arcada superior y en algunas zonas del maxilar inferior, sobre todo en los niños.
- Troncular: en este caso, se bloquea todo el nervio sensitivo que inerva una zona de la boca. Se utiliza con frecuencia para quitar la sensibilidad del nervio dentario inferior y así anestesiar toda la arcada de abajo, incluyendo dientes, lengua y labio. Además, se puede usar en el nervio infraorbitario, el palatino mayor, el nasopalatino, el mentoniano y el bucal.
- Intraligamentosa: se aplica en el espacio periodontal, entre el hueso dental y la raíz dentaria. Se suele complementar con alguna de las dos anteriores.
Beneficios de la anestesia local en odontología
La principal ventaja de usar anestesia local en odontología es la posibilidad de realizar tratamientos en la boca sin que la persona sienta molestias y dolor. De lo contrario, las intervenciones no se podrían realizar. Además, aporta otros beneficios, tanto para el paciente como para el odontólogo.
- La persona permanece consciente y es capaz de colaborar durante la intervención.
- El paciente puede retirarse de la consulta por sus propios medios sin depender de la asistencia de otra persona.
- Es fácil de colocar.
- Hay una distorsión mínima de las funciones normales del paciente.
- El porcentaje de fracasos es muy pequeño.
- Son económicas y su uso no supone un gasto adicional para el paciente.